26/4/09

Frente a la costa


- ¿Apuesto a que lo reconoces?

Tu cara entre enfado y sorpresa de manga japonés me hace reír.

- ¡Vamos! Es que no lo ves... allá al fondo.

- ¿De qué hablas? (Preguntaste con mas indiferencia que curiosidad.)

No puedo evitar reírme de tu impaciencia, de tu fastidio por la humedad de la costa, de tus gimoteos por que pensabas que sería un día soledad y llovió gran parte de el, y ahora justo que comienza a oscurecer el cielo se despeja.

- Nada. Olvídalo.

- ¿Ahora me dices? (Y vi en ti esa mirada de cuando un ninja esta a punto de atacar)

- Ya, ya, relájate... no es la gran cosa.

- Si no es la gran cosa porque pareces niño de cinco años emocionado en que vea algo que no me dices que es.

- Nomás.

- No me hagas perder mi tiempo y dime ya de una buena vez que quieres que vea.

- Esta bien, mira puedes ver allá al fondo el estero.

- No.

- Ja, ok no importa.

- ¿Eso qué?

- Solo es el lugar desde el cual una vez te dije que solía ir a meditar, donde filmaron esa escena que te dije una vez mientras veíamos la televisión hace muchos años.

- No me acuerdo (Y lo decías en verdad porque vi como cambio el semblante de tu cara y arqueabas las cejas en señal de que intentabas recordar dicho ocasión)

- No importa, solo quería decirte que ahí fue donde comenzó todo.

No me contestaste nada porque intentabas recordar ese día aunque sabía que no lo harías.

- ¿Nos vamos?

- ¿A donde?

- A casa, a donde más habríamos de ir.

- Ah, esta bien, vámonos.

Encendí el motor de la lancha, mientras comenzaba a caer una ligera llovizna, te acercaste a mi, me abrazaste y me dijiste en voz baja:

- Tengo mucha hambre.

No hay comentarios:

28 © 2008. Template by Dicas Blogger.

TOPO