El tiempo en mi mano

El calor del cuerpo invade la atmósfera de mi pensamiento, otro día mas en el cual no puedo seguir el habito de siempre, algo dentro de mi organismo no me lo permite. Me duele la cabeza como hace ya varios días, se posa encima de mi un cansancio eterno, insoluble, pesado... mientras una constelación de aftas se siembran en mi boca.

Mi mano sostiene el peso de los años que se escapan de mi cabeza, no puedo permitir que se vayan así como así aquello que era mio. Mis manos pueden aun sostener el tiempo... mientras el sol cae de a poco sobre la tierra donde grabe mis pasos.

Me siento en el suelo del patio donde cuando era niño el árbol de bocote tendía de blanco sus manos y hacía llover flores amarillas cada fin de verano, veo como cada vez mas rápido como el tiempo se va de mi alejando.

Los recuerdos de cuando siendo un niño jugaba junto al fuego de la tarde y correr cundo la lluvia se escuchaba venir desde la montaña; como cuando de pequeño me la pasaba esperando ver caer la guanábana para poder comérmela... así hoy... pero hoy ya no hay fuego, ya no hay lluvia, ya no hay flores amarillas ni tampoco hay guanábanas... solo el inevitable paso del tiempo que se deja caer sobre mi mano.