18/7/09

Tres deseos


Falta poco para la medianoche. El calor esta noche es insoportable, el ruido de voces lejanas ya es tan solo un presentimiento.

Pude observar el mar, sabía que tarde o temprano o quizá en algún otro día sé que tendré la capacidad de poder escribir aquello que tantas veces he fallado al intentarlo. Pero no esta noche, cuando la fiebre simplemente pone de relieve que mi mente puede divagar en miles de ideas ridículas.

Tantas preguntas absurdas, sin embargo tengo mil y una respuestas para todas. Solo es que a veces me fastidian los interrogatorios estúpidos... a veces no quiero pensar en todo eso, no entiendo por que les importa tanto mi soledad.

Simplemente he esperado... no sé la razón exacta. Solo sé que decidí quedarme aquí, hacer lo que el destino ponía en mi camino y hoy sin embargo todo eso parece ser el motivo suficiente para permanecer.

Tal vez este condenado a la soledad, no es de extrañarse en todo caso. Tal vez este condeno a dar sin recibir nada a cambio. Tal vez mi existencia se reducirá a ser un espectador de todos las vidas con las que me cruzado. Tal vez simplemente sea un enlace entre algo mas grande que el universo y los demás.

Ya es medianoche, mientras el murmullo de los motores se encargan de mover el agua de las albercas, veo mi reflejo difuso en la superficie acuosa, tal vez mi existencia se reduce a ser un espectador del universo.

El silencio parece cubrir la atmósfera, camino en las calles vacías, ya no tengo miedo. Me detengo a observar el cielo cubierto de estrellas, pienso que tal vez haya mas debajo de ese cielo oscuro que se ha llenado de agujeros luminosos por donde la luz escapa para fluir como un río de carcajadas.

Abro mi mano lentamente... lanzo al aire tres deseos, que se convierten en luz, mientras mi mente súbitamente encuentra la calma en medio del respiro eterno de la noche.

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