La tormenta eléctrica no alcanza a llegar a mis oídos, la velocidad del sonido caduca aun mucho antes de convertirse en silencio.
La luz es lo único que puedo afectarme en esta noche. Ese blanco eléctrico que contamina mis ojos con su claridad haciendo desvanecer la cordura y el pensamiento.
El olor a estática corrompida parece ser un defecto del momento, no quiero pensar en que la humedad comenzara a desintegrar mis sueños.
Llueve ya lo imagino, no hay nada que pueda hacer en esta noche debajo del trópico crece de un mar que se pinta de olvido cuando te pienso.
Te he soñado de nuevo hoy y ayer, pero se que también mañana. Te he visto con el vestido de hace 15 años, pero con el olor del tiempo encima, no eres la misma, ni yo tampoco.
Sé que el mar quiere llorar conmigo, porque extrañarte no es una decisión que pueda elegir, simplemente se ha estacionado en mi y no puedo dejar de hacerlo.
¿Dónde estas ahora que mis ojos ya no pueden susurrar tu nombre? ¿Dónde que mis lágrimas no pueden recordar tu cuerpo? ¿Dónde que mis manos no pueden escuchar tu espacio?
De nuevo un rayo rompe la quietud del recuerdo, la tormenta simplemente se recuerda que has cosas que no puedo evitar, pero sobre todo me doy cuenta de que en la luz que se impregna en las paredes blancas se plasma en cada segundo aquello que fue solo nuestro, y se desvanece como efecto inevitable del tiempo y se pierden en el agua que cae sobre la noche en la que te recuerdo.
Ahora solo tengo miedo de una cosa... de aceptar que eventualmente... en mis recuerdo te estas perdiendo.
La luz es lo único que puedo afectarme en esta noche. Ese blanco eléctrico que contamina mis ojos con su claridad haciendo desvanecer la cordura y el pensamiento.
El olor a estática corrompida parece ser un defecto del momento, no quiero pensar en que la humedad comenzara a desintegrar mis sueños.
Llueve ya lo imagino, no hay nada que pueda hacer en esta noche debajo del trópico crece de un mar que se pinta de olvido cuando te pienso.
Te he soñado de nuevo hoy y ayer, pero se que también mañana. Te he visto con el vestido de hace 15 años, pero con el olor del tiempo encima, no eres la misma, ni yo tampoco.
Sé que el mar quiere llorar conmigo, porque extrañarte no es una decisión que pueda elegir, simplemente se ha estacionado en mi y no puedo dejar de hacerlo.
¿Dónde estas ahora que mis ojos ya no pueden susurrar tu nombre? ¿Dónde que mis lágrimas no pueden recordar tu cuerpo? ¿Dónde que mis manos no pueden escuchar tu espacio?
De nuevo un rayo rompe la quietud del recuerdo, la tormenta simplemente se recuerda que has cosas que no puedo evitar, pero sobre todo me doy cuenta de que en la luz que se impregna en las paredes blancas se plasma en cada segundo aquello que fue solo nuestro, y se desvanece como efecto inevitable del tiempo y se pierden en el agua que cae sobre la noche en la que te recuerdo.
Ahora solo tengo miedo de una cosa... de aceptar que eventualmente... en mis recuerdo te estas perdiendo.
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