Cuando era niño quería construir un punte, así que me decidí a ello, junte todo el material que podría serme útil y comencé, una soleada tarde verano, a diseñar mi puente. Basta decir que cuando era niño no tenía ningún conocimiento para poder hacer un puente, por lo que los mi imaginación fe toda mi herramienta pero a los pocos días desistí de ellos y todo lo que alcance a hacer fue un remiendo de muelle que si apenas sobresalía sobre el agua.
También recuerdo que una vez se me ocurrió hacer un hoyo en la tierra hasta llegar a China, así que comencé con una pala a perforar detrás del patio de la casa de mis padres, no llegue ni al metro de profundidad cuando nuevamente me di cuenta de que era una misión imposible.
Finalmente un día encontré un libro de astronomía en la casa de mi abuelo, desde entonces me dedique a observar el cielo, era la cosa más fácil del mundo, con el tiempo fue cada vez más sencillo identificar las estrellas, los colores, las formas, la Vía Láctea, las constelaciones, los planetas, los asteroides, los cometas y demás cosas que existen en el universo.
Nunca pensé en ser policía, bombero, doctor, maestro, ni nada por el estilo. Observar el cielo era todo lo que de niño podía pedir para sentirme como un adulto haciendo trabajo de investigación, donde el telescopio era mi fiel compañero.
El tiempo pasa inevitablemente, un día el cielo dejo de ser emocionante, las chicas, los amigos y el desmadre lo eran todo para mí, por lo que, la escuela sufrió sus descalabros, pero tuve la suerte de encontrar a la chica perfecta, que logro ponerme en el cauce de la Universidad, que me hizo creer en que el amor puede ser para siempre.
Sin embargo las historias con finales felices no suelen existir en el mundo real, como tal, suele suceder que la realidad supera a la ficción, pero también que existen miles de variables que alteran el resultado fina, eso de que el orden de los factores no altera el producto no aplica en nuestra dimensión. Ella y yo NO tuvimos un: “Vivieron felices para siempre”.
Depuse de un largo año como soltero de nuevo, aun tal vez mas perdido que antes de encontrarla, mis padres me invitaron a quedarme en su casa este verano, para despejarme de un matrimonio de cinco años fallido. Entonces al venir al lago, recordé que quería construir un puente y que quería llegar a China haciendo un agujero que fuera en línea recta hasta encontrar el otro lado del planeta. Pero como es más fácil llegar a China en avión que cavando en la tierra, fue que me decidí pasar un mes de vacaciones ahí, pero antes de irme tenia que hacer mi puente, también tenia que verificar que el cielo siguiera como hacia veinte años.
Pero como siempre, suelo quedarme a medias. Por lo que en esta ocasión decidí de hacer un pequeño muelle, con el cual el niño que llevo dentro se diera cuenta de que a veces lo adverso siempre estará ahí, pero al final nada es imposible porque lo imposible solo puede existir cuando se le permite hacerlo.
También recuerdo que una vez se me ocurrió hacer un hoyo en la tierra hasta llegar a China, así que comencé con una pala a perforar detrás del patio de la casa de mis padres, no llegue ni al metro de profundidad cuando nuevamente me di cuenta de que era una misión imposible.
Finalmente un día encontré un libro de astronomía en la casa de mi abuelo, desde entonces me dedique a observar el cielo, era la cosa más fácil del mundo, con el tiempo fue cada vez más sencillo identificar las estrellas, los colores, las formas, la Vía Láctea, las constelaciones, los planetas, los asteroides, los cometas y demás cosas que existen en el universo.
Nunca pensé en ser policía, bombero, doctor, maestro, ni nada por el estilo. Observar el cielo era todo lo que de niño podía pedir para sentirme como un adulto haciendo trabajo de investigación, donde el telescopio era mi fiel compañero.
El tiempo pasa inevitablemente, un día el cielo dejo de ser emocionante, las chicas, los amigos y el desmadre lo eran todo para mí, por lo que, la escuela sufrió sus descalabros, pero tuve la suerte de encontrar a la chica perfecta, que logro ponerme en el cauce de la Universidad, que me hizo creer en que el amor puede ser para siempre.
Sin embargo las historias con finales felices no suelen existir en el mundo real, como tal, suele suceder que la realidad supera a la ficción, pero también que existen miles de variables que alteran el resultado fina, eso de que el orden de los factores no altera el producto no aplica en nuestra dimensión. Ella y yo NO tuvimos un: “Vivieron felices para siempre”.
Depuse de un largo año como soltero de nuevo, aun tal vez mas perdido que antes de encontrarla, mis padres me invitaron a quedarme en su casa este verano, para despejarme de un matrimonio de cinco años fallido. Entonces al venir al lago, recordé que quería construir un puente y que quería llegar a China haciendo un agujero que fuera en línea recta hasta encontrar el otro lado del planeta. Pero como es más fácil llegar a China en avión que cavando en la tierra, fue que me decidí pasar un mes de vacaciones ahí, pero antes de irme tenia que hacer mi puente, también tenia que verificar que el cielo siguiera como hacia veinte años.
Pero como siempre, suelo quedarme a medias. Por lo que en esta ocasión decidí de hacer un pequeño muelle, con el cual el niño que llevo dentro se diera cuenta de que a veces lo adverso siempre estará ahí, pero al final nada es imposible porque lo imposible solo puede existir cuando se le permite hacerlo.
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